El escritor aragonés presentó el 11 de abril en el Palacio de la Isla de Burgos El tablero de la reina (Ediciones B), nuevo trabajo literario en el que se adentra ambientado en la corte de la reina Isabel la Católica. Su nueva novela histórica subraya igualmente la importancia que España ha tenido en la creación de las reglas del ajedrez contemporáneo.
Luis Zueco, que participó en la presentación programada en su sede por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua con la colaboración de la librería Luz y vida, desgranó en su intervención ante los lectores burgaleses las pasiones que este juego despertaba en la sociedad medieval y el hecho de que fuera un juego practicado por reyes y nobles, en el que también participaba el resto de la sociedad. El hecho de que la Iglesia no se opusiera tampoco a este juego fue otra circunstancia añadida que contribuyó a su auge social. El periodista Óscar del Hoyo acompañó a Zueco durante la presentación de esta novela histórica, año y medio después de su anterior visita, cuando también visitó el Palacio de la Isla con su anterior relato, la novela histórica ‘El cirujano de almas’.
En este sentido, Zueco recordó que las reglas del juego no eran las actuales; de hecho no existía la figura de la reina, pieza fundamental del juego en la actualidad, que se acabó incorporando en la Edad Media, coincidiendo en el tiempo con la llegada al poder de una figura fundamental en la historia de España, Isabel la Católica, mujer independiente y de fuerte carácter que se consolidó como la primera gran monarca europea. Con esta premisa de partida y el contexto histórico del siglo XV, Zueco ha hilvanado una singular trama donde personajes de la historia real conviven con una buen número de ficticios que sumergen a le lector en una apasionante historia de ritmo ágil en la que el ajedrez se convierte en un referente imprescindible.
El autor aragonés recordó igualmente como Isabel la Católica se llega a autocoronar reina sin la presencia de su marido, asumiendo todos los atributos simbólicos de poder, después de haber rechazado como esposo al rey de Portugal en dos ocasiones para acabar casándose con el hombre que quiso, algo muy excepcional en esa época.
